Un opositor de conciencia es aquel que cuando su pareja se va de fiesta 5 días a Londres, se queda en casa estudiando. El incomprendido al que los amigos no paran de soltarle aquello de "Pues anda que no eres exagerado, si para el examen te queda mucho, no nos digas que no puedes quedar un día". Y no entienden para nada que no pueda salir y quedar con ellos. Igual se piensan que preferimos estar estudiando la Ley 30 a quedar de cañas.
Somos aquellos que renunciamos a todas las diversiones del verano en pos de la esperanza de una vida un poquito mejor. Los que tenemos encima de la estantería el último disco de Redd Kross -que llevábamos esperando 15 años- y no sabemos cuándo podremos escucharlo. Bueno, para ser sincera yo solo lo espero desde hace 8. Pero lo esperaba ¿vale?
Somos los que nos compramos una super cámara reflex hace 2 años y aún no hemos aprendido a utilizarla y vemos como los demás nos adelantan. Los que montamos un bonito atelier, gracias a unos buenos amigos, y solo lo hemos ensuciado una tarde. O los que nos tuvimos que dejar el Ulises de Joyce a medio leer ¡¡¡Cuando ya habíamos conseguido llegar hasta la mitad, joder!!! La mitad de ese ladrillo es solo haber superado medio infierno y que te quede el otro medio para no sabes cuando... Acechándote...
Pero en resumidas cuentas, somos los que cada día nos acostamos pensando
si realmente todo esto merecerá la pena, o al final simplemente
habremos desperdiciado varios años de nuestra juventud que ya no
volverán. Los que tenemos que sacar siempre fuerzas, ganas y tiempo de
donde a veces no lo tenemos. Los que tenemos la vida parada y no sabemos
cuándo podremos retomarla.
Podríamos hacer una guerra de "anda que yo"s pero no merecería la pena
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