sábado, 29 de marzo de 2014

DUNE. O cómo triunfar siendo un joven empresario.

 Recientemente he visto Dune, con dos cojones, y he vivido para contarlo.
 La película fue dirigida, en segundas elecciones, por David Lynch, que es un señor que ahora canta y graba discos, pero que antes fue uno de los mejores directores que ha pisado la tierra.
 Digo que fue el segundo elegido para llevar a cabo esta adaptación de la novela de Frank Herbert porque antes de él se lo habían ofrecido al artista chileno Alejandro Jodorowsky.
 El problema fue que cuando los productores vieron lo que Jodorowsky estaba haciendo con el guión no quedaron muy convencidos y decidieron buscarse a alguien más convencional y menos surrealista. Pero como no había ninguno disponible, no les quedó más remedio que dárselo a Lynch y apretar el culo.

 Cuando llevaba unos 5 minutos de visionado, salió una especie de Bob Esponja gigante en una bañera portátil y ya me perdí con el argumento. Pero como vi que la cosa prometía, decidí continuar hasta el final. Versión extendida, además.
 Lo único que no llegué a enteder muy bien de la peli fue quién se iba a creer que Sting interpretara a uno de los malos, con esa cara. Pero en fin, eran otros tiempos, antes de las canciones solidarias y el amor por los animalitos.

 Bueno, si una cosa te deja bien clara la película es que existe una especia, La Especia, que es la que lo trae todo liado, porque parece ser que tiene a todo el mundo enganchado.
 Al final de la película queda todo más que entendido, por supuesto. Es uno de esos films que hay que dejarlos fluir y hacer un acto de fé en que al acabar todo quedará explicado y puesto en su sitio.
Yo recomiendo a todo el mundo que eche la tarde de un sábado cualquiera viendo este peliculón, y dejo aquí este breve resumen (¡¡Atención!! Contiene spoilers) por si después os cuesta un pelín encontrarle el sentido.
El caso es que Dune va de un monstruo Esponja, parecido a Babidi (o era Bibidi), que está enganchado a una "especia". Por si no os acordáis de cómo era Babidi, era este: 

  Este monstruo-esponja, yonki de la especia, crea guerras entre todos los planetas pertenecientes a la Federación de Comercio -que son cuatro, cada uno con un representante, una especie de CEOE, pero mafiosa y corrupta, nada que ver con la nuestra-, para ver quien se la suministra al mejor precio.
 Entonces llega un tío que quiere poner el negocio de la especia por lo legal (pagar la cuota de autónomos, legalizar a los trabajadores, pagarles sus horas extras, sindicarlos, etc). Y claro, los demás comerciantes se unen para arruinarle el negocio.

 El problema principal es que cuando todos los comerciantes llegan al planeta de la especia, se pillan un ciego descomunal, se les chinan los ojos y acaban pensando que tienen poderes. Porque en el fondo, es muy duro ser camello. Al final todo el que pasa acaba pillando un poquito para él.
 Por otro lado esta el problema de los gusanos. Son los que producen la especia, que debe ser o mierda de gusano o sus huevas, una de dos. No lo aclaran muy bien en la peli, pero ninguna de las posibles respuestas a de qué parte del gusano sale la especia es apetecible.

 El tío legal, a pesar de ser el que más se china de todos con el tema de "los poderes mágicos", también es el que más consume con la gente del planeta, por lo que llega a hacerse muy amigo de los empleados, que trabajan explotados en cuevas cultivando y recogiendo la especia. Así que les convence para formar un sindicato y luchar contra los otros comerciantes.
 Al final, triunfa definitivamente al conseguir hacerse con un sistema de riego de lo más económico para su cultivo de especia y ganar la guerra de precios. 
 Machaca a la competencia y se convierte en El Dios de la Especia. FIN.