lunes, 2 de febrero de 2015

Foreing Housing London Odyssey: Part II

 Hace unos meses relaté el periplo que hay que sufrir en Londres para poder encontrar y alquilar un pisito y el enorme problema que hay con la burbuja inmobiliaria. Pero ahora me gustaría continuar con esa historia donde la dejé para hablar de los problemas que pueden seguir apareciendo incluso ya después de haber conseguido vivienda y estar viviendo en ella. Y es que el periplo continúa, debido a un sindicato mafioso que se ha instalado en Londres y que no tienen ningún tipo de regulación ni de control en la práctica (por mucho que en el papel parezca que sí) y que aquí se conoce como las States Agencies, pero que en el fondo no son más que otro negociazo administrado muchas veces de una forma bastante mafiosa.
                                                         CHAN, CHAAAANNNNNN!!!

 Como, a pesar de que nunca he sido periodista, ni nada que se le parezca, soy perra vieja –aunque aquí me haya sentido tratada de imbécil por mi falta de fluidez con un nuevo idioma que aún intento comprender-, sé lo delgada que es la línea cuando se escribe sobre hechos y personas concretas, y el cuidado que hay que tener con posibles demandas. Por ello, voy a relatar mi historia, que es para no dormir, siendo lo más objetiva posible, ciñéndome siempre a los hechos y a las pruebas que tenemos en nuestro poder. En resumen, voy a hablar solo de lo que puedo demostrar con documentos, por si se llegara a dar el caso.
 El anterior capítulo había acabado con nosotros encontrando un alquiler y un piso razonable al que mudarnos. Y eso hicimos.

 1 de Julio, tomamos, por contrato, posesión del nuevo piso. Y digo por contrato porque el día antes de tener que mudarnos nos llaman de la agencia y nos dicen que no podemos entrar el día 1 en el piso porque lo van a limpiar, que si nos importa entrar el 3. Les decimos que imposible y finalmente nos “permiten” entrar el día 2 por la tarde a nuestro nuevo piso. 
 Afortunadamente, nosotros con nuestros ex-compañeros de casa nos habíamos cubierto las espaldas y les habíamos dicho que oficialmente dejábamos su piso el día 5, para darnos un poco más de margen, menos mal.  Eso si, la cosa ya empezó bien.

 2 de Julio, mudanza durante la única semana de ola de calor que hubo el pasado verano en Londres. Aunque esto podemos decir que no fue culpa de nadie, solo nuestra típica suerte para estas cosas. Por lo demás, el resto del mes transcurrió tranquilo, si no contamos con el pequeño malentendido que tuvimos con la agencia y el dueño a la hora de que la compañía de banda ancha viniese a instalarnos la fibra.
 Resulta que aquí cuando quieres instalar el cable de fibra, una barra para colgar unas cortinas o clavar un clavo para poner un cuadro, para todo antes hay que tener el permiso del landlord. En el caso de la fibra óptica había que tener permiso porque muchas veces si no hay previamente fibra en el edificio es posible que te tengan que hacer un taladro en la pared para instalarla. Y a nosotros como siempre nos tocó llevarnos un susto por querer hacer las cosas bien. 
 Preguntamos a la agencia y al dueño (que supuestamente eran los mismos) si podíamos contratar la fibra, nos dijeron que si, siempre que no lo tirásemos a través del marco de la ventana (la pared del salón a la calle era todo ventanas). Así que con esas mismas bajamos a la tienda y contratamos el servicio (permanencia de un año). Pero el día antes de venir el técnico a casa nos dice la agencia que no nos pueden taladrar la pared, porque el dueño (dueño del piso, bloque y agencia) no está convencido de qué tenemos que hacer ¿¿Perdona??? Me dijisteis que sí, que no había problema, y yo ya he firmado un año con esta empresa… Respuesta de la agencia “Oh! No!” –frase que luego seguiríamos escuchando demasiado a menudo-.
 Al final, después del primer día de estrés, que vendría seguido de muchos, varios correos, llamadas y una visita a la agencia para resolver el “malentendido” todo quedó “aclarado”. De todas formas, después del lío, el anterior inquilino ya había tenido esa misma empresa suministrándole el ADSL y la toma ya estaba instalada en el piso, por lo que el día que vino el técnico fue tan fácil como conectar el nuevo router a la toma, y no hubo que llamar a nadie para preguntar por más permisos. Eso si, casualmente apareció por allí uno de los managers de la empresa y se paró a hablar con el técnico. Todo muy casual.

 Después de esto, el resto del mes de Julio transcurrió tranquilo. Empezaron a aparecer los problemas de los pisos que no habíamos advertido en las visitas previas antes de alquilarlo, pero dentro de lo normal. Los desagües del baño funcionaban fatal, el radiador del dormitorio no iba muy bien y era la habitación más fría de la casa, no podíamos cerrar la puerta de la entrada al salón porque si nó podíamos acabar atrapados por siempre jamás, o que la tarima flotante barata generaba mierda por sí sola cada 15 minutos. Pero bueno, al fin y al cabo lo típico de un piso de alquiler (de momento).

 14 de Agosto, comienza la fiesta. Recibimos una llamada del que se supone es el dueño de la agencia que nos alquila y de los pisos alquilados (error que no volveremos a cometer, aunque tengamos que pagar las famosas “fees” siempre es mejor que landlord y agencia sean cosas distintas). El señor en cuestión, llamémosle Sr. Ding…, nos dice que tenemos que ir urgentemente a su oficina a firmar un nuevo contrato, porque la empresa que le gestionaba las propiedades, con quien teníamos nosotros firmado el contrato de alquiler por seis meses, llamémosla Ding… Management Limited  ya no trabajan para él, no les están ni permitido entrar en la oficina, y que tenemos que firmar un nuevo contrato con su empresa directamente, en este caso Ding… Properties Limited.  Y no puede esperar, tenemos que ir urgentemente.

 Cuando mi compañero bajó a la oficina (yo iría varios días después) se encontró allí con el dueño, el Sr. Ding…, que ya tenía un nuevo contrato preparado para firmar al que solo le faltaba añadir las fechas, que posteriormente añadió a mano, y cerros de carpetas con más contratos de otros inquilinos sobre las mesas. La oficina estaba cerrada con llave, tenías que llamar y esperar a que el Sr. Ding… viniese a abrirte, y el resto de empleados con los que lo habíamos gestionado todo hasta el momento no estaban. Lo mejor fue que cuando mi compañero se puso a leer el nuevo contrato antes de firmarlo este hombre le dijo que no lo leyera, que era lo mismo, así de buen rollito. Disculpa pero yo no firmo nada sin leerlo, a ver.

 Después, pensándolo en frío te das cuenta de las prisas que tenía por hacernos firmar (todo esto fue en fin de semana) y que no habría pasado nada por esperar unos días para bajar a la oficina a ver qué estaba pasando realmente y que había pasado con “la otra empresa”. Pero en aquel momento lo único en lo que pensamos fue que a la semana siguiente nos ibamos a España por un mes (de vacaciones) y teníamos que dejarlo todo resuelto antes. Además, conocíamos al Sr. Ding…, era el dueño de la empresa y el landlord de los pisos ¿Por qué no iba a ser verdad, si nos estaba llamando a su oficina, la misma de siempre, el dueño de la empresa?

 Bueno, siguiendo con la historia, una vez que mi compañero le firmó el segundo contrato, este hombre le dice que también tenemos que firmarle un documento para que ellos puedan reclamar a la otra empresa que nuestro depósito, nuestra fianza, sea cambiado de una empresa a la otra en el Fondo de Protección. Aquí  los landlords tienen que depositar tu fianza en un depósito del gobierno llamado Deposit Protection Scheme, están obligados por ley. Le dice que podemos reclamar que nos lo devuelvan a nosotros y luego nosotros dárselo a él o que se cambie directamente de titular quedándose donde está. Y finalmente, le da la nueva cuenta bancaria donde, a partir del 1 de septiembre, teníamos que hacer los pagos del alquiler de nuestro piso.

 Esto fue un sábado por la mañana. El lunes bajé yo a la oficina a firmar también porque el jueves me iba para España, y mi compañero me seguiría dos semanas después. Además, nosotros le habíamos pedido a él que nos hiciese un documento diciendo que cualquier otro contrato firmado antes quedaba anulado por este nuevo y tuve que ir a la oficina varias veces hasta que me lo dio, redactándoselo a su secretaria delante de mi y firmándolo.

 Sobra decir que todos estos “documentos” los hemos conservado y tenemos intención de guardarlos de recuerdo durante el tiempo que vivamos en Inglaterra. Pondré muestras con extractos de los mejores momentos en este post. Así que, si aún sigues leyendo, no te los pierdas, que no tienen desperdicio.

 Nosotros pensamos que todo había quedado resuelto la mañana que yo me fui para España, y que solo teníamos que esperar a que la otra empresa nos devolviese el depósito para ingresárselo a este señor en la nueva cuenta que nos dio, que todo seguiría el curso normal a partir de ahí y que no había pasado nada, pero no. Nada más subirme yo al avión y apagar el móvil empezaron los problemas. Reaparece la otra empresa y la verdad sale a la luz.

 21 de Agosto, la otra empresa, la que nos había alquilado el piso, Ding… Management Limited, envía un correo a todos los inquilinos diciéndonos lo siguiente: Que los Srs. Ding… (Sr. y Sra. Ding…) están en proceso de separación, pero que mientras se celebra el juicio este señor tiene una High Court Injuction (nuestra primera toma de contacto con los términos legales británicos) que le prohibe gestionar las viviendas, por lo que nos piden que ignoremos todas las comunicaciones de este señor si se dirige a nosotros y que debemos seguir pagándoles el alquiler de la vivienda a ellos como hasta ahora. Además, nos recuerdan que nuestro depósito sigue seguro con ellos (algo que no pararían de recordarnos, que nuestro depósito seguía con ellos).

 ¿Cómo que si se dirigía a nosotros? ¿Y si nos había hecho firmar un contrato nuevo, qué?
 En cuanto mi compañero leyó el correo llamó corriendo a la agencia (mismo teléfono y misma oficina de siempre, pero esta vez le coge el teléfono una de las empleadas de la agencia que supuestamente, según este señor, ya no trabajaba para él. Les dice que en esos últimos días el Sr. Ding… nos había hecho firmar un contrato nuevo con él. Respuesta de la agencia “Oh! No!”. Le explican que el Sr. Ding… se había apoderado de la oficina durante la última semana y se había dedicado a llamar a los inquilinos para convencerles de firmar un contrato nuevo con él y de que le pagasen a él pero que realmente ellos tenían una orden judicial que le impedía gestionar la vivienda mientras que durase el proceso judicial de divorcio. Nos dicen que ese nuevo contrato que hemos firmado no vale y que tenemos que seguir pagándoles a ellos de momento. 
 Mi compañero, que ya no sabía a quién hacer caso, les dice que entonces va a necesitar que le envíen esa orden judicial para ver quién está diciendo la verdad y quién miente. Le mandan un documento de los abogados de la Sra. Ding… en el que nos indican que así es, con la referencia de la orden por si queremos llamar nosotros a la Corte y contrastarlo.

 Mientras tanto, por otro lado mi compañero intenta localizar al dueño también para ver qué está pasando, pero no hay forma de localizar a este señor en los siguientes días por ningún lado. Finalmente, mi compañero le dice a la agencia que de acuerdo, vamos a seguir pagándoles el alquiler del piso a ellos, dado que efectivamente esa empresa es la que de momento tiene el derecho a gestionar las viviendas y son quienes tienen nuestro depósito protegido. Les dice que nos vamos a España de vacaciones y que durante ese tiempo no queremos saber nada y que no vamos a pagarles ese mes hasta que volvamos del viaje. Nos mandan un documento diciéndonos que les parece bien.

 Con todo esto nos enteramos de toda la historia ya. Las casas son propiedad del Sr. Ding… y de su esposa, claro, y la empresa que nos alquiló a nosotros la casa y lo está gestionando es la empresa del hijo de la pareja, que en el juicio de divorcio está de parte de la madre, pero que hasta que no se dicte sentencia en noviembre (estábamos en agosto) y se repartan las propiedades, nosotros, a pesar del nuevo contrato que es totalmente nulo, debemos seguir pagando a los mismos.
 La cosa se quedó así durante el tiempo que estuvimos de vacaciones, pero sabíamos que en cuanto el Sr. Ding… viese que no le pagábamos a él, ibamos a tener historias de nuevo. Y así fue.

 1 de octubre, recibimos la primera carta amenazante del Sr. Ding… Nos dice que como no le hemos pagado a él, si no le pagamos en los próximos tres días va a iniciar los procedimientos legales para echarnos del piso. Nos amenaza con mandarnos una Section 8 Notice -la cual por supuesto nunca llegó, puesto que él estaba actuando al margen de la ley y no es lo mismo mandarnos una cartita a ver si cuela que un papel oficial-. Aquí en U.K. un landlord puede iniciar los trámites legales para desahuciarte después del segundo mes sin pagar. Tiene que comprar un papel oficial, rellenarlo y mandártelo para notificarte oficialmente que te va a echar. Ese papel es la Section 8 Notice, y es vinculante, por lo que si hace eso ya debe ir a la Corte para denunciarte. 
 El problema aquí es que este señor no tenía derecho a recolectar la renta de las viviendas porque había una orden judicial que se lo impedía, por lo que no podía denunciarnos, solo enviarnos cartas amenazantes e intentar aprovechar que igual como eramos extranjeros no sabríamos cómo iba el tema y decidiríamos salir corriendo. Porque él se había propuesto una lucha a muerte con la empresa del hijo y si él no gestionaba las viviendas prefería estar acosando a los inquilinos para ver si se iban o simplemente para causar problemas a la otra empresa.

 Pero sin duda mi parte favorita de esta primera carta es en la que dice que igual la otra empresa nos estaba persuadiendo con falsedades, cosa que solía hacer, para convencernos de que les paguemos a ellos y no a él. Es increíble porque, durante los meses que duró el proceso, la agencia nos mandó siempre los documentos legales que nosotros les ibamos pidiendo para demostrarnos que la situación era tal cual nos la estaban contando, mientras que este señor se dedicó solamente a acosar a los inquilinos, hacernos firmar un contrato inválido, y enviarnos incluso documentos incompletos, haciendo parecer que decían otra cosa, con tal de conseguir que nos fuesemos, que le pagáramos a él o simplemente por causar problemas a la otra agencia.
 Aquí os dejo esta primera carta de muchas:



 Llegados a este punto pensareis ¿por qué no nos pusimos a buscar piso y nos largamos de allí echando leches? Pues porque habíamos firmado un contrato por seis meses en julio y si nos ibamos antes perdíamos la fianza, que eran 1.920 libras
 Porque aún con esta situación tan desagradable que estábamos viviendo, la agencia no nos habría devuelto el depósito si hubiésemos decidido dejarles antes de tiempo. Así que, pasara lo que pasara teníamos que aguantar hasta diciembre.

 Por otro lado, también estábamos convencidos de que con todo lo que estaba haciendo este señor, saltándose las leyes a la torera, el juicio de divorcio podría ir mejor para su mujer y que la agencia al final podría seguir gestionando nuestra vivienda definitivamente, en cuyo caso no tendríamos que mudarnos. Porque buscar casa en Londres es un puto infierno. Así que decidimos aguantar.

 Lo que si hicimos fue escribir al Housing Advice, la oficina de la vivienda aquí en U.K., donde supuestamente te asesoran y, en teoría, pueden actuar de mediadores. Aunque luego resultó que en nuestro caso el asesoramiento fue parco y la acción no fue ninguna. Éstos nos dijeron lo que ya sabíamos, que todo apuntaba a que debíamos seguir pagando a la agencia que tuviese nuestro dinero depositado en el Fondo de Protección. 
 Pero sobre todas las cartas que recibimos del Sr. Ding… no se pronunciaron realmente. Les preguntamos si esto podía ser denunciable y no nos dijeron nada. 
 Los únicos que nos decían que podíamos denunciarle si nos acosaba era la otra parte, la agencia, y que era lo único que nos podían decir. Porque los empleados de la agencia lógicamente también pasaron lo suyo.

 Lo segundo que hicimos fue decirle a la agencia que nos cambiase la cerradura de casa. Porque visto que este señor no le importaba nada la ley, no queríamos llegar un día a casa y no poder entrar. No creo que hubiese pasado, porque eso si que habría sido un delito serio aquí, pero nosotros ya no nos fiábamos de nada. Por supuesto la agencia no tuvo ningún problema en cambiarnos la cerradura, lo cual ya nos terminó de confirmar que el derecho a gestionar la vivienda era suyo.

 13 de Octubre, nueva carta del Sr. Ding… En este caso adjuntaba la sentencia fotocopiada de un juez, a la que le faltaban hojas, y que según él lo que venía a decir es que las llaves de los pisos (no los pisos) le pertenecían y que teníamos que bajar a la oficina a entregárselas y firmar un contrato con él (la carta era la misma para todos los inquilinos). Pero al final lo que se deducía de todos los papeles incompletos que nos remitía en esa carta era que la oficina, la oficina de la agencia, le pertenecía al Sr. Ding. y que tenían que irse para que él tomase posesión de la oficina. Pero nada que ver con nuestros pisos ni nuestras llaves.
 Porque a todo esto, mientras que el Sr. Ding… recuperaba el local donde estaba la oficina de la agencia, se había montado otra oficina justo en el local de al lado, para joderles. Todo muy profesional, como podéis ver.

 8 de Noviembre, el incidente. Era sábado por la tarde. Nosotros esperábamos una comunicación oficial de la agencia o alguna otra carta disparatada de este señor en la que nos indicasen qué había pasado finalmente en el juicio de divorcio que había finalizado ese viernes  y qué iba a pasar con las casas, pero en lugar de eso recibimos una visita inesperada.

 Mi compañero estaba en el salón cuando de repente escucha que alguien está intentando abrir la puerta del piso y no lo consigue (claro, habíamos cambiado la cerradura), así que salió a abrir. En la puerta había un tio, uno de los esbirros del Sr. Ding…, que sin decir ni hola le pregunta con chulería -“¿Por qué no abren estas llaves?” (¿Perdona?¿Y tú quién eres? Lo primero ¿no?). -Pues porque nos ha cambiado la cerradura nuestra agencia. Y tú ¿por qué intentas abrir la puerta de mi casa sin avisar primero? Le contesta mi compañero. Y el tio coge y le suelta “Call the police!”. ¿Cómo?
 El hombre le dice que a él le había mandado su jefe a ver si las casas estaban vacías o no, que la casa ahora pertenecía a su jefe, el Sr. Ding…, y que él no era ningún ladrón. Que solo tenía que ver si había gente viviendo en los  pisos o no (Bueno ¿y si pruebas primero llamando al timbre?). Cuando mi compañero le dice que si no sabe que no pueden entrar en las casas de los inquilinos sin avisar de que van a venir con 24 horas de antelación el tio le vuelve a decir que “call the police” ¿? Menos mal que yo de esto no me enteré porque me estaba duchando. Porque seguramente con mi carácter menos calmado la habríamos tenido.

 Al final el hombre nos dejó una nueva carta del Sr. Ding... quien había corrido en notificar de esta forma a los inquilinos las viviendas que ahora ya le pertenecían, aprovechando que era sábado por la tarde y que ya no podríamos recurrir a la agencia en busca de explicaciones hasta el lunes, lo cual era su método habitual. Y así fue cómo nos enteramos de que por desgracia nuestro piso ahora si pasaba a ser gestionado ya por él definitivamente. La agencia en este momento nos tendría mareando durante diez días para confirmárnoslo definitivamente.

 Pero lo que es curioso de esta carta es que en ella nos dice que con fecha del 7 de noviembre de 2014 él pasa a gestionar nuestra vivienda, porque anteriormente, desde agosto de 2013 había una orden judicial que se lo impedía, y que los inquilinos tenían que bajar a firmar un nuevo contrato con él. Eso si, como había indicado en otra carta previa de octubre, en la que aprovechaba también para poner a caldo a la manager de la otra agencia, aunque ahora se le pagase a él, no iba a permitir quedarse a todo el mundo.
 Anexo la foto de este documento:



 Después de todo el acoso, del contrato falso para que le pagásemos a él, de las cartas diciendo que nos iba a desahuciar por no pagarle, ahora tenía las santas gónadas de mandarnos una carta diciendo que existía una orden de un juez por la que él no podía gestionar las viviendas desde agosto de 2013!!!
 ¿Y qué pasaba ahora con nosotros? Porque nuestro contrato con la primera agencia finalizaba en diciembre y habíamos seguido pagándoles a ellos esperando poder recuperar nuestra fianza y largarnos. Pero bueno, a las malas, bajaríamos a firmar con este señor para tener un tiempo de calma y buscar otro piso mientras. 
 Cual sería nuestra sorpresa cuando la mañana que decidimos bajar a hablar con él para firmar otro contrato, pagarle y quedarnos en el piso, el hombre nos la lió por última vez. 
 Nos dijo que no nos quería como inquilinos porque habíamos firmado un contrato con él en agosto y no le habíamos pagado ¿? ¿Me estás diciendo que de todos los inquilinos que tienes en todas tus propiedades te acuerdas perfectamente de lo que firmamos en agosto y los que no? Ya lo tenía todo preparado.
 Mi compañero sacó la última carta recibida suya, en la que reconocía que no podía pedirnos ningún pago de esos meses porque había una orden que le impedía cobrar y que, por tanto, el contrato que nos hizo firmar era ilegal. Y al preguntarle si esa carta era suya, el señor contestó, como si de la escena de una película de mafiosos se tratase, “Yo escribo muchas cartas”. Le insistimos en que ese contrato era ilegal y él nos insitió en que teníamos que haberle pagado a él desde agosto. Le insistíamos en que él no tenía derecho a recoger la renta esos meses y él nos insitía en que le teníamos que pagar a él esos meses. Y así la cosa se prolongó durante varios minutos. Varios minutos en la más absurda de las situaciones.

 Finalmente el Sr. Ding… decidió “apiadarse” de nosotros, fíajate qué majo, y nos dijo que si íbamos a la agencia, les decíamos que nos devolviesen el dinero de la renta de esos meses y se lo dábamos a él, entonces podríamos quedarnos ¿? ¿Y qué más, Sr. Ding…? Yo le dije que si tantos meses le debíamos por qué no nos había mandado aún la orden indicando que nos iba a desahuciar, que en el piso no nos íbamos a quedar pero que me mandase ya la notificación de qué día teníamos que dejarlo libre. Me dijo que si, que me la mandaba. Aún estoy esperando.

 Estaba claro que él necesitaba deshacerse de todos los inquilinos con los que había firmado los contratos ilegales de agosto porque sabía que podíamos meterle en problemas. Era mejor intentar echarnos y volver a alquilar las casas con gente nueva que no supiese nada de toda esta historia. Pero también sabía que, habiendo entrado en posesión de las casas el 7 de noviembre, no podía iniciar acciones legales realmente hasta pasados dos meses, en enero. Por lo que, desde que salimos de su oficina esa mañana, hasta que por fin nos mudamos, no volvimos a saber de él y, por supuesto, no nos mandó ninguna notificación.

 Después de esto, hablamos con la agencia para contarles lo que nos había dicho este señor, decirles que nos íbamos a ir en diciembre de la casa, que nos hiciesen la dichosa carta de recomendación porque nos poníamos a buscar ya (aquí cuando buscas casa, la agencia te pide una carta de recomendación de tu anterior landlord como condición), y que, dado que nosotros teníamos un contrato con ellos hasta diciembre, nos acogíamos a ese contrato, les avisábamos con un mes de que nos íbamos y las llaves del piso al irnos se las entregaríamos a ellos porque nosotros con este Sr. Ding… no teníamos intención de volver a tratar. Por supuesto, les dijimos que esperábamos la devolución de la fianza (que nos devolvieron cuando dejamos el piso porque, a pesar de todo lo que habíamos aguantado, no nos la podían devolver antes). 
 Eso si, gracias a esta desagradable situación, la agencia se comprometió a no cobrarnos el último mes que estuviésemos en la casa y ese dinero nos vino muy bien para la agencia de la casa nueva.

 De las oficinas del viejo Sr. Ding… nos fuimos directos a la comisaría con la intención de denunciarles porque habíamos tenido suficiente. 
 El problema fue que era sábado, 2 p.m., y que nos corría más prisa empezar a irnos de inmobiliarias para encontrar casa cuanto antes, porque estábamos a finales de noviembre y el 17 de diciembre nos íbamos a España para las vacaciones de navidad (si, había pasado todo el otoño con estos líos y ya era navidad)  y no queríamos seguir en este piso para entonces y tener que dejar todas nuestras cosas allí dos semanas. 
 Así que, pasamos de la denuncia y nos fuimos de inmobiliarias. El destino quiso que a las 4 p.m. encontráramos esta casa en la que estamos ahora. Pero esa es otra historia que ya contaré después porque también ha tenido lo suyo.

 Y seguro que después de todo esto os preguntaréis ¿por qué cuando todo esto empezó no dejamos de pagar a ambas agencias hasta que hubiesen resuelto los problemas entre ellos? Pues porque si hubiésemos hecho eso, no nos habríamos podido mudar después a esta casa. Porque lo primero que hizo nuestra nueva agencia fue llamar a la anterior para chequear nuestras referencias. This is London, baby! El hogar de las referencias para todo.

 Conclusión. En Reino Unido hace falta una ley efectiva que regule verdaderamente el negocio inmobiliario y sobre todo los abusos de las agencias en esta inflada burbuja.


 Lo que nos pasó a nosotros con los Ding… fue una situación única, pero las cosas que le pasan aquí a la gente buscando y alquilando viviendas dan para un libro. Y si no creéis que sea para tanto, esperad a mi siguiente post, la entrada en nuestro nuevo piso o cómo puede salir todo mal en un cambio de residencia.