miércoles, 2 de noviembre de 2011

Las Pedaleras de Wilco


Lo único que diré con respecto al concierto de Wilco ayer en el Circo Price de Madrid es que fue todo un derroche de talento, emociones y de medios. Algo espectacular.
Pero si quereis leer una crónica de lo que fue el concierto, con el análisis de canciones y músicos, tendreis que buscaros una crítica profesional, de un medio especializado, porque yo no me dedico a eso. Yo me limitaré a comentar los entresijos y a dar algún consejo útil.

En mi vida he visto más pedales ni más cambios de guitarra en un concierto.
Sin duda, el que anoche sudó la gota gorda de verdad fue el roadie que le iba pasando las guitarras a Jeff Tweedy. Y menos mal que por lo menos Nels Cline, el guitarrista que parte la pana, se las apañaba solo y siempre las tenía a mano. Porque si hubiesen tenido que estar pasándoselas también a él, es posible que allí hubiese muerto alguien de servicio a falta de un día para jubilarse.

Pero más allá de las frivolidades me gustaría hablar de las horas que pasamos de pie para pillar primera fila y escucharlo después tirando a mal.

Si alguna vez teneis que ir a un concierto al Circo Price tened esto en cuenta. Los altavoces están colocados muy altos, desde el techo hacia abajo, por lo que estando en primera fila la voz de Jeff no la escuchábamos por ellos, sino directamente desde el escenario. Por lo que en más de una ocasión se escuchaba muy por debajo de la música o directamente no se oía.

Por el contrario, hacia atrás y en las gradas del fondo se debió escuchar todo compacto y perfecto. Lo cual con este grupo, más que con ningún otro, debió de ser la locura. Y así lo expresó el público.

Así que ¿para qué tantas horas haciendo cola, viendo a los teloneros y entreteniéndonos con el desmontaje y montaje de escenarios? Para estar en primera fila, si. Para verlo de puta madre, también. Pero para escucharlo como se debe escuchar a Wilco, como nos merecíamos, ya no.

Por otra parte, también me jodió un poco que de mis dos discos favoritos (Wilco The Album y Sky Blue Sky) solamente tocasen una de cada. Por lo menos del A Ghost is Born tocaron más.
Así que bueno, para la próxima vez que vengan procuraré escuchar más los otros discos.

Lo que me preocupa es que llegue el día en el que se conviertan en una de esas bandas que agotan las entradas en 1 hora y no podamos volver a disfrutarlo. Que de repente a la gente le da la fiebre por algo... y a la mierda!
Por lo menos espero poder verles una vez más, con todos los discos resabidos ya, para que no me importe si tocan más o menos, y con el sonido en condiciones.

A pesar de todo, ver a este grupo en directo es una experiencia única. De la misma forma que es única la sensación de emoción que producen sus canciones.

Para acabar tengo que decir que locos nos quedamos con el estandarte-búho que pestañeaba. Ya me gustaría que alguien me contase la historia que hay detras de semejante elemento, aunque creo que puedo imaginármela.
Después me fijé que las cintas que usaba Jeff Tweedy para colgarse las guitarras todas llevaban motivos con este mismo ave. Serán sus historias.
Por lo menos sirvió para entretenernos durante la espera.

A fecha de hoy no sé qué más decir. Porque aún me duelen los pies de la experiencia.
Igual el problema también estuvo en que llevabamos ilusionados, esperandolo, con las entradas en la mano, más de medio año y las expectativas estaban muy altas. Para luego llegar, que Wilco te de un conciertazo, pero tu solo lo escuches a medias... No sé.

Y así nos han dejado, suspirando hasta la próxima vez.

Hasta entonces, aquí dejo un video de Wilco -en otro sitio- tocando Impossible Germany para que veais al búho :)

lunes, 31 de octubre de 2011

Historieta 2: De cómo nos fuimos a Lisboa a ver a Neil Young y acabamos viendo a los bomberos


Dicen que hablar de las cosas ayuda. Yo personalmente pienso que a veces es mejor enterrarlas en lo más profundo de tu cabeza y esperar que los recuerdos no vuelvan a atacarte con ellas.
Pero afortunadamente para vosotros, esta vez no es el caso. Porque esta historia, desgraciadamente para nosotros, es una de nuestras mejores anécdotas, por lo menos de las que más éxito han tenido entre conocidos y amigos, que no llegaron tampoco a entender hasta qué punto pudimos llegar a estar jodidos, y es digna de volver a ser contada.
Lo que si es cierto es que, al pasar el tiempo, nosotros también fuimos capaces de poder reír con ella, aunque la espinita aún la llevemos clavada. Porque el dolor se lleva por dentro.
Os presento la fábula de cómo nos fuimos a Lisboa a ver a Neil Young y acabamos viendo a los bomberos.

Creo que fue en el verano de 2008 cuando decidieron traer al Rock in Río Arganda del Rey (que no es Rock in Río Madrid, por mucho que se empeñen), a escasos 5 Km de mi casa, al mejor artista del siglo XX -después de Picasso-, a Neil Young.

Pero nosotros en ese momento pensamos que sería un asco ver a Neil en ese macro festival. Horas de espera para estar en las primeras filas y tener que tragarnos a los grupos anteriores, de niveles dudosos y para nada santos de nuestra devoción, ni de la de cualquier persona con dos orejas.

Así, mientras que seguíamos dudando en si ir o no, nos enteramos que un mes después actuaría en un festival portugués, de un aforo mucho más asequible, en el Optimus Alive. Que para nosotros se convertiría después en el Optimus Disaster. Por lo que decidimos montarnos unas vacaciones a Lisboa de una semana con la intención de pensárnoslo mientras tanto, para ver si al final íbamos a ver a Neil a este festival.

Total, antes o después querríamos hacer las dos cosas, pues así matábamos dos pájaros de un tiro. El problema fue que al final las perdices escabechadas fuimos nosotros.

Lisboa y alrededores no nos gustó nada, todo viejo y sucio. Tan solo el barrio de Belem con los Jerónimos nos cautivó. El único lugar donde apetecía quedarse. Junto con la Capela dos Ossos de Évora, que es espeluznantemente bella.

El resto de sitios que visitamos estuvieron bien, pero tampoco nos pareció que se merecieran un monumento. Más bien el monumento habría que hacérselo a aquellos que tienen los huevos de meterse al mar en Portugal, porque eso no es agua, es nitrógeno líquido ¡Pero qué frío está el océano!

Total, una semana de viajes en coche por toda la región y de repente llegó el sábado, el gran día.
Desde el hotel había un servicio de transporte hasta el mismo sitio donde se celebraba el festival.
Pero la tragedia comenzó al saber que en el hotel también había piscina y jacuzzi y parecernos una buena idea matar la tarde a remojo hasta que llegara la hora de salir.

Hasta este momento había sido una semana larga y a ratos aburrida, haciendo un poco de turismo. Una semana que estuvimos perdiéndonos por Portugal matando el rato esperando a que llegase el fin de semana y poder ver a ese semidios de la música.

Una semana por Mérida, Évora, Lisboa, Sintra, Cascais, Estoril, etc... Y tan campantes, una semana.

Una puta semana haciendo el moñas por ahí cuando, a falta de dos horas para irnos al festival, tan solo cuatro horas antes de que Neil hiciese su aparición, a mi acompañante le da un tironcito en la espalda, que se fue convirtiendo en un tironazo y acabó siendo un lumbago de lo peor.

Por lo que nos quedamos sin poder ir al concierto, tirados en la habitación del hotel, tirados en un pueblucho a las afueras de Lisboa, tirados en un país extraño, sin tener ni zorra de portugués ni forma humana de volver a casa, y sin ver a Neil.

Pero peor que dejar de ver a Neil fue quedarnos sin forma de volver a casa. Ya que dos personas emprendimos el viaje en coche hacia Portugal, pero solo una de ellas tenía carné de conducir y, efectivamente, esa no era yo.
Y lo que es mejor, el hotel sólo lo teníamos esa noche...

¿Se puede nacer con más mala suerte? Si, se puede.

Cuando ya asumimos la situación en la que nos encontrábamos y habíamos decidido resignarnos y ver cómo se levantaba mi acompañante a la mañana siguiente, nos encontramos con que en un canal portugués estaban retransmitiendo el festival -igual que hicieron en España con el Rock in Rio- y que por lo menos podríamos ver el concierto por la tele mientras mi acompañante se retorcía de dolor y yo lamentaba nuestro destino.

Nos chupamos a tooooooodos los grupitos previos y cuando dieron paso a Neil Young la retransmisión acabó. No podían emitir ese concierto. :O

Boquiabiertos nos quedamos dentro de nuestra desesperación previa y esperando que mañana fuese otro día. Pero ese mañana fue aún peor.

Mi acompañante estaba tirado tieso en la cama sin poder moverse y yo tuve que bajar a la recepción del hotel a contarles lo que nos había pasado y a pedirles que llamasen a una ambulancia para ir al hospital.
Pero mira tu por donde lo que nos enviaron fue a un bombero que trabajaba pluriempleado en el hotel para que viniese a hacer una primera valoración de los daños - como los peritos de seguros cuando te la pegas con el coche o se te rompe la caldera- ¿?
Viendo que realmente no había otra, llamó a una ambulancia, una ambulancia de sus compis los bomberos, para que nos trasladasen a urgencias.

Y en el hospital ya fue otra historia. Con los portugueses, que hablan menos inglés que nosotros, resultó entretenidísimo hacernos entender. Pero cuando finalmente se hubo diagnosticado que era lumbago a mi acompañante le chutaron una banderilla de no se muy bien el qué, que luego le mantendría cierta parte de la pierna dormida durante los dos meses siguientes y que todavía a fecha de hoy no sabemos si sigue padeciendo algún síntoma secundario por ello.

Después de eso, como no nos entendían, a él le dejaron tirado en un pasillo en una camilla, para ver si cuando se diesen la vuelta se había ido andando solo y había desaparecido por arte de magia, y a mi en un pasillo con carteles que parecían poner que no debía estar allí sin darme la más mínima noticia.

Finalmente, me indicaron que mi acompañante me esperaba en la puerta con el alta en la mano y que podía ir a recogerlo, -como si de un paquete postal se tratara-, y llevármelo a casa -qué ironía- previo pago, eso si, de la factura médica correspondiente a las atenciones recibidas.

No hace falta que cuente, ya se supondrá -somos nosotros-, que siempre que hemos salido al extranjero nos hemos hecho antes la tarjeta sanitaria europea por lo que pudiera pasar. Bueno, siempre no, casualmente esta vez no la llevábamos. Así que la broma estuvo en torno a los 160 euros. Que yo pienso si aún debo dar gracias de que esto nos pasase en Portugal (Europa) y no en Estados Unidos, donde igual me habría tenido que quedar residiendo y ejerciendo la prostitución unos añicos hasta haber podido sacarle del hospital.


Y en este momento una única persona en todo ese país de locos fue amable conmigo, sin tener por qué me ofreció su ayuda. Qué cara de júbilo me vería una chica que había por allí que, sin tener nada que ver, me prestó su móvil y me ayudó a llamar al hotel para decir que nos guardasen la habitación por un día más. Porque, por su puesto, a mi móvil el servicio de roaming o roming o su put... se le fue en el momento que más lo necesitaba.
Una chica fue amable conmigo en Portugal. Gracias, donde quiera que estés.

En el hotel me dijeron que por esa noche valía, pero que ellos necesitaban esa habitación. Vamos, que no nos acampásemos allí una semana porque tenían una demanda y les hacía falta. Y nosotros si, claro. Como si pudiésemos acamparnos en un hotelazo de 4 estrellas con servicio de aparcacoches y todo durante una noche más.
Porque nosotros habíamos reservado la habitación a precio de booking... Pero su precio real, que habríamos de pagar esa noche, era tres veces más. Por lo que encima volveríamos perdiendo dinero también –a parte del dinero de las entradas que ya ni nos dolía, porque lo único que queríamos era dormirnos y despertar en casa-.
Finalmente la gente del hotel también se portó, porque al día siguiente cuando ya pudimos irnos y fuimos a pagar vimos que esa noche habían decidido respetarnos el precio por el cual nosotros habíamos reservado las noches anteriores en internet, y no cobrarnos lo que realmente nos deberían haber cobrado. Muchas gracias a los del hotel también, donde quiera que estén. Entenderán que después de todo esto nunca volvamos por allí, pero gracias.

La forma en la que conseguimos volver a casa me la ahorraré de lo triste que me parece, pero diré que nosotros dos seguíamos sin poder conducir pero en nuestro coche volvimos.

De estas cosas que solo nos pasan a nosotros siempre procuro sacar algo bueno, una lección a aprender o una moraleja graciosa. Pero después de tres años, a esta historia sigo sin vérsela por ninguna parte. Tal vez vosotros podáis indicarme cual es.

Por el momento, nosotros seguimos con la espina en el corazón que solo nos quitaremos cuando al fin consigamos ver a Neil Young en directo. Y cada mañana rezo porque no decida dejar este mundo antes de que eso suceda.

lunes, 17 de octubre de 2011

¿Realmente fue Peter Murphy?


El concierto de Peter Murphy del pasado 3 de octubre fue sin duda el más extraño al que vaya en mi vida. Tanto que he necesitado dos semanas para terminar de asimilarlo.

Habiéndole visto hace solo dos años exactos en un plan bastante más recatado e intimista -que no se quitó ni la sudadera que llevaba- me resulta aún más desconcertante lo que presencié el otro día, y me hace preguntarme ¿cuál de los dos Peter es el de verdad?

Por lo que ardo en deseos de que vuelva a venir -en otros dos años seguramente- para ver entonces en qué rollo aparece, y saber cuál es el normal y cual el afectado por alguna extraña sustancia :)

Ya sabía que es un personaje de lo más grande, con una personalidad y unas maneras en el escenario que te dejan alucinado.
Su presencia y su voz son únicas. A parte de tener siempre unas canciones que se te meten en el cuerpo y ya no te dejan. Yo llevo un mes con Seesaw sway -de su último disco Ninth- en la cabeza y no se me va.

Todo esto ya lo sabía. Además de imaginarme que debe ser una persona de trato difícil en ocasiones, como lo han sido todos los grandes divos de la historia. Y como habrán atestiguado sus ex-compañeros de Bauhaus en más de una ocasión.

Pero lo del otro día ya rozó lo paranormal. Seguramente debido a algo que pasó o que tomó o que hizo antes del show y que los demás solo podemos imaginar.

Empezó el concierto, nos deleitó con unas tres o cuatro canciones y decidió que había llegado el momento de dirigirse al público por primera vez en la noche.
Pero entonces se puso a contarnos una historia sobre lo fofo que está -o lo fofo que se ve él-, agarrándose el único michelín que se le puede encontrar, un poco de barriga, y a decir que tiene "las tetitas gordas". A levantarse la camisa y a acercarse a la primera fila a que le sobaran un rato...

En este momento, yo que tengo un inglés de lo más in-fluido -porque mi inglés no fluye, no hay inglés-, y que no daba crédito a lo que estaba diciendo y haciendo este hombre, me quedé que no sabía cómo tomármelo... Y así sigo.

Estaba claro que Peter Murphy esa noche necesitaba darse "un baño de multitudes". Porque luego en otro de los momentos entre canción y canción tan solo se quedó en silencio.
Claro, a los dos minutos la audiencia empezó a aplaudir y vitorearle espontáneamente mientras él estuvo caminando de un lado a otro, acercándose a la gente y posando, durante un buen rato.
Porque ¿qué íbamos a hacer? Es el gran murciélago. Con que asome su carismática nariz al escenario ya nos volvemos locos.

En ese momento, cuando la gente cantaba "Peter, Peter", nos saltó el tio con algo así como "Fuck Peter. Pedro, Pedro. Call me Pedro". Quejándose, en broma supongo, porque era inglés y la gente aquí no le entendía, pidiendo irónicamente disculpas por ello. Y nos dejó ya del revés.

Pero el momento definitivo de la noche fue cuando, versioneando Raw Power de Stooges, Peter se enfadó con su bajista -porque anteriormente se había tropezado con el cable de su bajo- y le dio un empujoncito -que a mi me pareció más de coña que otra cosa, pero se ve que no-. El bajista se amoinó y se puso en plan "pues ahora no toco". Y no tocó. Teniendo que ir Peter a convencerle de que volviera...

Esto nos cortó bastante el rollo, pero no lo suficiente como para decir al final de la noche que no lo pasáramos en grande. Por lo que la situación fue aún más extraña.
Porque te pasa esto en cualquier otro concierto, te fastidia el momento y te deja ya frío para el resto. Pero en el de Peter Murphy realmente todo nos dio al final igual, ya que el resto del tiempo fue un conciertazo por su parte.

A pesar de todo, vinieron preparados para regalarnos varios bises -ya que en dos ocasiones volvieron a salir-. Una de ellas con Ziggy Stardust, que es la que nunca puede faltar. Además de un concierto memorable, en el que Peter Murphy se despidió firmándole la entrada a todo el que se acercó al escenario.

Yo ni me acerqué a intentar darle mi entrada. Él es demasiado grande para mi y me dejó tan impactada que preferí quedarme quieta en el sitio disfrutando en la distancia de su presencia.
Vamos, que de repente me dio el ataque de vergüenza más desastroso de mi vida ¡Coño!!!
Joder, hay que aprender inglés.

Por todo ello, la conclusión final, después de casi dos horas de concierto, varios bises, grandes versiones, grandes canciones y otras cosas muy raras que nunca podré olvidar, es que Peter Murphy, con o sin las "tetitas gordas", tiene una clase y una voz que no son de este mundo.

Viendo a este hombre en acción sólo puedo pensar en una cosa: Ian Astbury, ya puedes coger todo ese pelo que te sobra del cuerpo y quedarte reposando a la sombra de tus millones para no volver más. Porque mira que has sido grande tu también en este mundillo gótico y fuera de él, pero no le llegas a Peter ni a la suela de las botas.

Y qué más queda por decir. Hay gente que puede permitirse un poco de extravagancia de vez en cuando.

martes, 11 de octubre de 2011

Vacaciones suecas con encuentro sorpresa


De vacaciones por las tierras de Ingmar Bergman, donde estuvimos visitando Estocolmo y Uppsala, pudimos vivir uno de los encuentros más sorprendentes -y agradables- que sin duda habremos tenido o tendremos nunca.
Nada pudo dejarnos más emocionados que esa feliz coincidencia.

Después de eso, tanto el Museo Vasa, con ese super galeón reconstruido que parece sacado de Piratas del Caribe, el bello entorno en el que se encuentra el Museo Moderno, las vistas desde la esfera del SkyView de Estocolmo, la exposición de Robert Mapplethorpe, que tuvimos la suerte de pillar también de casualidad, en el Museo de Fotografía, o incluso posteriormente los místicos túmulos funerarios de Gamla Uppsala, pasaron a un total segundo plano en nuestros recuerdos.

Ya que, dentro de veinte años, si hay algo que recordaremos de nuestra experiencia sueca será el haber podido coincidir en el mismo instante y en el mismo lugar con el más enérgico frontman que se sube hoy día a un escenario. Y ese es Michael Monroe. A quien la fiesta acompaña donde quiera que toque.

Quien me iba a decir a mi que me tenía que ir a Estocolmo y pasear por el barrio viejo para ir a encontrarme con este hombre en una diminuta placita sentado en un banco, charlando con un colega de lo más raro. Que luego hemos descubierto que es el tío que tocaba el bajo en la última reunión de Hanoi Rocks y ni nos acordábamos.

La coincidencia ya apareció cuando un día antes de irnos nos enteramos que Michael Monroe tocaba en Estocolmo dos noches después. Por lo que nada más llegar a Estocolmo corrimos a comprar las entradas, claro.

El show estuvo genial. Una fiesta. Como la gira por España de este año. Solo que así podemos decir que le hemos visto tocando con Ginger (The Wildhearts) en marzo, y con Dregen (Backyard Babies) en septiembre.
El público fue todo un descubrimiento. Pensamos que estarían super exaltados y que habría mejor ambiente allí que aquí, ya que supuestamente estos tios allí parten la pana. Pero no.
Obviamente en los paises escandinavos ellos parten la pana, si, pero el público es la cosa más fría que te puedas echar a la cara... No meneaban ni la cabeza. Fue bastante raro.

Así que cuando los grupos extranjeros vienen a tocar a España y nos dicen eso de que les encanta el público español, resulta que no es la frase hecha que dices en cada país para agradar al personal, no. Es que es verdad... Por ahí la gente es más seca, mientras que nosotros nos dejamos la piel en cada concierto.

Lo peor del encuentro es que no fue nada natural. Fue lo típico de verle de casualidad e ir a rezagarnos a la esquina de la calle siguiente para pensar durante un momento -o varios- si realmente era él o un espejismo y, lo que es más importante, qué era lo que ibamos a hacer... Ir, no ir... Como si tuviesemos 15 años. Fue horrible.

Pero finalmente me lancé yo a romper el hielo. Hice el ridículo más espantoso con mi inglés INEXISTENTE y esperé a que mi acompañante hiciese el resto.

Lo importante en perspectiva es que conseguimos saludarle y hacernos la foto mandada. Él se mostró super encantador aunque se ve que le rompimos un poco el momento de anonimato del que estaba disfrutando. Lo siento. O igual solo me lo imagino.

Fue gracioso comprobar que Michael Monroe es así las 24 horas del día, de todos los días de su vida. No se viste para actuar, no. Va de rockero perfecto todo el tiempo. De la misma forma que sale a escena te lo puedes encontrar comprando el pan o, como nosotros, sentado por ahí.

Además se ve que se preocupa de su imagen con obsesión, ya que tras hacerle la foto me pidió verla para ver cómo había salido. Y estoy segura de que si no le hubiese gustado habría dicho que la repitieramos ¡Me encanta! Es toda una rockstar.

El resto del viaje por supuesto, me lo pasé obsesionada con poder encontrarme con Sami Yaffa al doblar cualquier esquina. Pero ya no hubo tanta suerte.
Quien sabe, igual el destino nos lo reserva para cuando vayamos de turismo a Helsinki. Yo ya de la vida me espero cualquier cosa.

lunes, 10 de octubre de 2011

En referencia al TurboRock


Bueno, ha sido un mes movido y ahora tengo mucho que contar. Empezaré por nuestro viajecito a Benidorm.
Como ya esperábamos, el concierto de D-Generation fue lo más grande, para frotarse los ojos de incredulidad ante lo que vi. Jamás habría imaginado que Jesse Malin siguiera todavía siendo así de auténtico. Ni que D-Generation volvieran a reunirse y que consiguieran dar esos shows tan buenos.

A pesar de algunas tonterías que hizo o dijo Jesse, claramente de pose -como meterse con Green Day cuando él y Billie Joe son amigos, o por lo menos lo aparentan-, se nota cuando un artista no te está mintiendo. Y este hombre es de verdad.
Ya sabemos que para tener un talento real hay que ser sincero y estar un poco loco. Requisitos que Jesse Malin cumple a la perfección. Además de tener "la mirada del artista".
Y así lo demostró dos veces en la misma tarde, con el grupo al que idolatramos y en su concierto en solitario, que también me dejó loca. Con unas ganas enormes de escucharle y aprenderle.
Por lo pronto he empezado por el Glitter in the gutter, y aconsejo seguir mis pasos.

A pesar de todas sus movidas, demostraron venir con ganas y supieron transmitirnos toda esa actitud, para hacer de ese momento algo imborrable ya en nuestras vidas.
Se rumorea que al final van a volver a grabar un disco... Lo estoy deseando.

El resto del festival estuvo bien. A pesar de que la Organización estuvo bastante desorganizada el primer día... Lo que a nosotros, por ejemplo, nos costó llegar tarde y pillar a Jesse Malin ya empezado, cuando previamente habíamos llegado demasiado pronto y habíamos realizado las preguntas correctas y recibido las respuestas equivocadas.
El primer día decidieron retrasar el comienzo del festival 2 HORAS. Y según nuestras cuentas, uno de los dos grupos que debían actuar antes debió no hacerlo porque sinó no nos cuadra el reloj.
Eso sin mencionar los autobuses fantasmas que supuestamente iban a poner para llegar hasta el sitio del evento a causa de su cambio de ubicación. Nadie los vio, nadie los tomó, pero supuestamente ahí iban a estar... Es un misterio.

Los demás grupos muy bien. El concierto de Buzzcocks bien, Urge Overkill estupendos como siempre, pero algo raro pasó que se nos escapó y fue demasiado corto, acabado como de golpe. Los BellRays reveladores, se experimentó con ellos una especie de éxtasis colectivo. Y Matthew Sweet encantador pero sin sorpresas, lo que ya sabíamos que iba a hacer, salvo por el momento en el que los Gigolo Aunts subieron a tocar con él. Eso estuvo bonito.
De hecho a estos chicos no los vimos y deben de estar genial. Ya investigaremos.

Lo peor del segundo día fue sin duda el concierto de Nada Surf, que no me gustaron NADA.
No me voy a mojar en si son buenos o malos porque sobre gustos los colores y cada cual sabrá. Pero me quedé con unas ganas internas de aniquilarlos que no pueden ser buenas.

¿Y por qué me quedé tragándome semejante bodrio? Pues solo para ver, ya que me entraba en el precio de la entrada, a los excéntricos Man or Astroman que si fueron un fin de fiesta divertido y diferente. Ya puedo decir que los he visto.
Con su propia paranoia interna, parecen sacados de una historia de Daniel Clowes aún sin escribir, y son posiblemente uno de los grupos más extraños que se pueden ver ahora mismo.
Venidos del espacio exterior, su nave se estrelló en nuestro planeta y consiguen dinero para repararla haciendo bolos musicales, de ritmo surf y con un hipnótico theremín :D

En cuanto al ambiente, la gente en general, pues bueno, de todo hay en las viñas del Señor.
Es lo que más detesto de los festivales, que son muchas horas, la gente va bebiendo, algunos con más conocimiento que otros, y al final siempre aparecen los 4 pasados que tienen que dar por culo al resto... Solo añadiré de ejemplo que estos 4 tontos se pusieron a hacer pogos en el concierto de Urge Overkil... ¡¡¡EN URGE OVERKILL!!! No debieron tener bastante con los Buzzcocks y quisieron seguir la fiesta por su cuenta...


En proximas entregas nuestro viaje a Suecia y encuentro fortuito con Michael Monroe (y si, es así las 24 horas del día), y el último concierto de Peter Murphy en Madrid (o como yo le llamaré a partir de ahora "Tetitas" Murphy).

jueves, 1 de septiembre de 2011

¡¡¡Nos vamos al TurboRock!!!


Bueno. Por el momento no empieza muy bien.
Indican en la página del festival que debido a la amenaza de lluvia han tenido que cambiar el recinto de celebración... Y lo han pasado a una sala de discotecas que está en una carretera, perdido por ahí.
Parece que el sitio está bien, pero en mitad del campo, y no sé yo cuánta gente entrará en esa sala.
Bueno, así por lo menos si llueve no habrá problema. Pero me está dando bastante claustrofobia con las fotos que estoy viendo...

El problema es que salimos para allá a las 4 y no tenemos internet en el móvil. Somos muy reacios con esas cosas. Por lo que espero que antes hayan publicado los horarios de los autobuses, que van a poner para que la gente pueda llegar hasta allí. Y que nos aclaren de dónde van a salir. Porque por ahora todo es un poco caótico...

Esto solo podía pasarnos a nosotros. De Santander o Benidorm elegimos Benidorm porque supuestamente haría mejor tiempo, no llovería y nos daríamos un bañito.
Y para una vez que vamos a ver a D-Generation en nuestra vida, resulta que el tiempo en Levante amenaza gota fría... ¿Pero la gota fría no es en julio-agosto?
Seguro que luego en Santander les hará un sol de escándalo.

Si lo se me voy a Santander y aprovecho para ver a mis queridos pingüinos enanos...

¡¡¡Dios!!! ¡¡¡Qué nervios!!! ¡¡¡QUE ME VOY A VER A D-GENERATION!!!

Lo que espero es no morir espachurrada y poder volver para contarlo.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Historieta 1: De cómo me fui de casa rural y acabé siendo juez en un concurso de disfraces.


Nosotros lo único que queríamos era desconectar un par de días de todo, olvidar la rutina diaria y, si acaso, hacernos alguna rutilla por el campo que mereciera la pena.
Elegimos para ello un pueblo perfecto, en la Guadalajara profunda, llamado Aragosa. Que solo contaba -o al menos así debía haber sido- con unas 20 casas y una ruta, siguiendo el Río Dulce, que era asequible a nuestra forma física. Además se ubicaba en una reserva de buitres y águilas, que se podían contemplar perfectamente. Y la casa rural escogida estaba genial, con el lema "Escucha el silencio". Porque sobre todo buscábamos paz y tranquilidad.

Cualquiera diría que esto se presentaba como un fin de semana idílico en medio de la naturaleza. Y eso era lo que nosotros esperábamos encontrar. Hasta que las ruedas de nuestro coche pisaron los primeros metros de asfalto del pueblo y vimos, colgando de unos alambres, una pancarta que decía: "Bienvenidos a las fiestas patronales de Aragosa 2011".

En ese momento nos miramos incrédulos y reflexionamos. Bueno, igual ya fueron y aún no han quitado el cartel. O de todas formas, siendo un pueblo tan pequeño -no sé si llegan a los 50 vecinos- no será para tanto.
Pero no. Esa misma noche pudimos comprobar lo equivocados que estábamos.

La dueña de la casa rural nos confirmó que si, empezaban las fiestas ese día y tendrían verbena durante los tres días que ibamos a estar allí. Era, sin duda, el fin de semana del año en el que el pueblo estaba más lleno de gente -tampoco eran muchos-, y además, ese mismo fin de semana iban a tener una boda...
Y con este último dato fue ya cuando empezamos a alucinar porque ¿cuantas bodas pueden celebrarse en un pueblo de 20 casas?

Realmente yo no fui consciente de la situación hasta que la dueña de la casa nos ofreció unos tapones para los oidos. Pensaba que habiendo tan poquita gente no sería para tanto la fiesta... Pero si lo fue.
La verbena el primer día concluyó a las 6 de la mañana -del día siguiente-, cuando nosotros teníamos planeado madrugar e irnos a hacer la ruta íntegra que habíamos mirado.
Con la buena suerte que nos acompañaba hasta el momento en ese viaje, la plaza del pueblo, donde montaban la verbena estaba justo al lado de nuestra casa. Por lo que no pudimos dormir. Eso si, a las 9 de la mañana nos levantamos como unos campeones y nos fuimos a andar. Aunque solo pudimos hacer la mitad del camino y con un mal humor bastante apreciable. Pero vimos buitres, algo bueno.

Aunque tampoco todo fue malo. Esa tarde la dueña de la casa nos estuvo explicando que al resto de la gente que se hospedaba en las otras casas les había avisado de la situación para ese fin de semana, pero que, al no hablar con nosotros por teléfono, se le olvidó avisarnos. Por lo que nos ofreció ir otro fin de semana gratis para compensarnos por la molestia. Cosa que nosotros aceptamos sin dudar, ya que el sitio es estupendo.
Es un lugar perfecto para ir un fin de semana "de casa rural" y estamos deseando volver y poder realizar la experiencia tal y como teníamos en mente la primera vez.

Con esto ya nos animamos un poco y la segunda noche sin dormir la tomamos de otra manera. Menos mal que nos habíamos llevado el alcohol suficiente.
Quedarnos en casa para no poder dormir era absurdo, por lo que decidimos salir y unirnos a ellos. Lo cual fue la única decisión acertada en esos dos días, porque la gente del pueblo era bastante maja.
Se respiraba alegría y buen rollo. No sabemos si sería por el ambiente festivo que les congrega a todos una vez al año o si realmente son así de entrañables siempre, pero para nosotros estuvo
muy bien.

El primer momento estelar de nuestra escapada rural fue cuando, estando sentados en la plaza, la dueña de la casa rural nos puso encima una hoja y un boli a cada uno y nos dijo que ibamos a ser los jurados ¿? ¿De qué? Del concurso de disfraces que estaba a punto de celebrarse...
Y allí que nos vimos metidos de cabeza. Así que nada, unas risas, unos caramelos, una rasquilla nocturna y un momento más de estos surreales que poco a poco van llenando nuestra vida, y de los que cuando contamos a la gente ya no se lo creen. No les culpo.
Por eso decidimos sacar una foto al disfraz ganador, llamado "Maternidad".

Hacía mucho tiempo que no me reía tanto, bueno, que no me reía tanto de una forma sana, sin superar ninguna tasa en sangre de nada. Y eso si se lo tenemos que agradecer, el buen rato que nos hicieron pasar.

El segundo momento estelar fue cuando decidimos ir al pueblo de al lado, Mandayona, a la piscina municipal -incluída con la reserva de la casa rural-.
Que muchos pensarán vale, en mi pueblo también hay una piscina, no es para tanto. Si ¿Pero en las de vuestros pueblos ponen también a Leonard Cohen de hilo musical por los altavoces del kiosko de la piscina???¿Eh?
Recapitulando, estoy en la piscina municipal medio vacía de un pueblo perdido de Guadalajara ¿y se tiran toda la tarde pinchándome un directo de Leonard Cohen?
Qué quereis que os diga. Yo estuve esperando a que de un momento a otro apareciera la cabecilla de Rod Serling por detras de un seto indicando que nos encontrábamos en otra dimensión.

Pero finalmente, la moraleja de este relato será que SI TE VAS A UNA CASA RURAL ASEGURATE ANTES DE QUE NO SEAN LAS FIESTAS DEL PUEBLO.


En próximas entregas: De cómo fuimos capaces de aguantar una semana entera de vacaciones en Lisboa para ir a un festival a ver a Neil Young pero una hora antes de irnos al show a mi novio le crujió la espalda y nos quedamos tirados en el hotel.
Con la aparición estelar de los bomberos portugueses.

Lisboa. Ciudad de piedras (Libro Uno) -pero de piedras sucias y rotas-.

domingo, 28 de agosto de 2011

Eddie Spaguetti o Arizona Baby come with us!

Qué grande lo que vimos ayer en el Gruta de este entretenido músico, que lleva el polvo del desierto americano corriendo por sus cuerdas... CHA, CHA, CHA,!!!
Quien nada más subir al escenario indicó al público que le fuese pidiendo canciones y él las iría tocando, de sus discos en solitario -que suenan más que bien- o de sus discos con Supersuckers -que son más que recomendables-.
Fue algo así como una velada bastante divertida, amenizada con una música del copón bendito, de la que dejo una muestra y me despido, alzando una "mano cornuda" hasta la próxima.


martes, 9 de agosto de 2011

El maestro Antonio López


Si este artista fuera un superhéroe seguramente sería conocido como Nervios de Acero, y sus poderes consistirían en poner a los malos a posar por los siglos de los siglos. Porque lo de este hiperartista, hiperrealista, hipermanchego -cuando Madrid aún era La Mancha-, es sobrenatural. Yo de mayor quiero ser como él, pero creo que me falta un poco de todo lo que hace falta, como constancia, talento, serenidad, visión, sensibilidad o tiempo.

Contemplar un cuadro de “vistas” de Antonio López es como mirar por una ventana hacia otro mundo, que parece el nuestro pero que es mucho más. Dentro de ese hiperrealismo, de ese detallismo extremo, se nos está ofreciendo el artista y su manera.

Y los cuadros que no son vistas de Madrid, que son interiores, objetos, o los dibujos del membrillero, esa forma que tiene de convertir en arte del bueno hasta lo más sencillo.

¿Pero cómo se puede pintar así y no morir de un ataque de ansiedad?

Lo que tiene Antonio López es un don que roza con la enfermedad. De hecho, alguna vez deja obras sin acabar por ahí para volver a retomarlas de nuevo años después, y creo que es porque en ocasiones debe agobiarse un poco en el intento de realizar estas joyas del detalle.

Por otro lado, es un artista obsesivo, pintando una obra siempre en los mismos días, de la misma época del año, a la misma hora, porque la luz ha de ser la misma sin variación ninguna. Por lo que acabar una obra puede llevarle años, pero no le importa, no tiene prisa, las cosas han de hacerse bien, tal y como él las concibe. De otra forma no sería auténtico, no sería honesto. Siendo su propia vida, el tiempo que pasa, una total entrega a su arte.

Muchos pudieron contemplarle así el verano pasado en la Puerta del Sol.

Con su forma de pintar debe tener dedicación absoluta y unos nervios de acero para llevarlo con la calma y con la maestría que él lo ha manejado. Cualquier otro se ahogaría en el lienzo en blanco si tuviese que pintar como él sin su aguante mental.

Pero aparte del hiperrealismo con el que todos le denominan, hay que darse cuenta del sentimiento que emanan sus pinturas. La obra de Antonio López es mucho más que lo que se ve con los ojos. Se experimentan sensaciones que es mejor ir a comprobar por uno mismo.

"Lemmy". The movie.


El pasado fin de semana vi “Lemmy”, el documental que le han hecho al líder de Motörhead. Me pareció altamente recomendable, por ello lo reseño.

La verdad es que Lemmy es toda una leyenda con la que no te aburres. Pero lo más importante es que es una de esas personas auténticas, de las que van quedando pocas.

Lemmy tan pronto nos cuenta cosas como que iba hasta Liverpool a dedo para ver a los Beatles en The Cavern, el grupo más grande de todos los tiempos para él, como que sale disparando un tanque y enseñándonos su colección histórico-bélica, otra de sus pasiones. Junto con el Jack Daniels con Coca-Cola, claro, que siempre le encontrarás bebiendo en el Rainbow, local mítico de L.A.
Pero también habla en serio de su vida, sus adicciones y de la música.

En un documental lleno de apariciones estelares, se consigue retratar muy bien al personaje y al individuo que, apenas sin darse cuenta, lleva aporreando su bajo Rickenbacker más de cuatro décadas.
Sobre todo, es un retrato honesto, sin florituras, él es lo que ves, tanto lo bueno como lo malo. No necesita aparentar, añadir ni omitir nada. Porque si a ti no te gusta, ten por seguro que a él le importa una mierda :D