jueves, 19 de abril de 2012

Reflexiones: Memoria selectivamente negativa

¿Por qué solo nos acordamos de lo malo?

Nunca recuerdas la cantidad de veces que has llegado tarde al autobús pero al final por algún motivo afortunado ha estado ahí y te ha dado tiempo a cogerlo. Y sin embargo, si recuerdas con rabia las ocasiones en las que, debido a una circunstancia fatídica, lo has perdido y has tenido que fastidiarte y esperar al siguiente.
Nunca reparamos en la suerte que tenemos con algo, pero si nos lamentamos siempre de la mala suerte que hemos tenido en algún momento.

No digo que todo el mundo reaccione de la misma forma negativa. Pero si es verdad que, si pasado un tiempo, echas la vista atrás, siempre serás capaz de acordarte de las cosas malas, incluso de saber dónde estabas, qué ropa llevabas y hasta lo que habías tomado para desayunar aquella mañana. Sin embargo, las cosas buenas se nos olvidan demasiado pronto.
¿Por qué? ¿Es el ser humano solo negativamente empírico por naturaleza?

Yo, por ejemplo, apenas recuerdo ya la suerte que he tenido comprando una entrada difícil de conseguir para algún concierto. No recuerdo casi las veces que habré podido conseguir primera fila y disfrutar enormemente con algún grupo, o las grandes reuniones que he podido presenciar.
No me despierto por la mañana días después y voy contenta a trabajar porque ¡joder! ¡yo estuve ahí, tío! Pero sin embargo si me amarga la vida a temporadas el recuerdo de cuando no he conseguido tener esa suerte.

Siempre recuerdo que no pude ver a Neil Young. Es algo que nunca consigo quitarme de la cabeza. Recuerdo a la gente que se ha ido y no he podido ver. Recuerdo todas las veces que no he estado y todo lo que me he perdido.
Y desde ayer siempre recordaré este sentimiento feo de no haber podido ver a Daniel Johnston porque las entradas se acabaron a falta de cuatro personas para llegar a mi.

Es una sensación amarga que se irá enmascarando según vayan pasando los días y me dejará seguir llevando mi vida, pero que ya nunca se alejará de mi, para ir resurgiendo de vez en cuando con este pésimo recuerdo.

Las frustraciones siempre pesarán más en el alma que las cosas conseguidas.

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