lunes, 17 de octubre de 2011

¿Realmente fue Peter Murphy?


El concierto de Peter Murphy del pasado 3 de octubre fue sin duda el más extraño al que vaya en mi vida. Tanto que he necesitado dos semanas para terminar de asimilarlo.

Habiéndole visto hace solo dos años exactos en un plan bastante más recatado e intimista -que no se quitó ni la sudadera que llevaba- me resulta aún más desconcertante lo que presencié el otro día, y me hace preguntarme ¿cuál de los dos Peter es el de verdad?

Por lo que ardo en deseos de que vuelva a venir -en otros dos años seguramente- para ver entonces en qué rollo aparece, y saber cuál es el normal y cual el afectado por alguna extraña sustancia :)

Ya sabía que es un personaje de lo más grande, con una personalidad y unas maneras en el escenario que te dejan alucinado.
Su presencia y su voz son únicas. A parte de tener siempre unas canciones que se te meten en el cuerpo y ya no te dejan. Yo llevo un mes con Seesaw sway -de su último disco Ninth- en la cabeza y no se me va.

Todo esto ya lo sabía. Además de imaginarme que debe ser una persona de trato difícil en ocasiones, como lo han sido todos los grandes divos de la historia. Y como habrán atestiguado sus ex-compañeros de Bauhaus en más de una ocasión.

Pero lo del otro día ya rozó lo paranormal. Seguramente debido a algo que pasó o que tomó o que hizo antes del show y que los demás solo podemos imaginar.

Empezó el concierto, nos deleitó con unas tres o cuatro canciones y decidió que había llegado el momento de dirigirse al público por primera vez en la noche.
Pero entonces se puso a contarnos una historia sobre lo fofo que está -o lo fofo que se ve él-, agarrándose el único michelín que se le puede encontrar, un poco de barriga, y a decir que tiene "las tetitas gordas". A levantarse la camisa y a acercarse a la primera fila a que le sobaran un rato...

En este momento, yo que tengo un inglés de lo más in-fluido -porque mi inglés no fluye, no hay inglés-, y que no daba crédito a lo que estaba diciendo y haciendo este hombre, me quedé que no sabía cómo tomármelo... Y así sigo.

Estaba claro que Peter Murphy esa noche necesitaba darse "un baño de multitudes". Porque luego en otro de los momentos entre canción y canción tan solo se quedó en silencio.
Claro, a los dos minutos la audiencia empezó a aplaudir y vitorearle espontáneamente mientras él estuvo caminando de un lado a otro, acercándose a la gente y posando, durante un buen rato.
Porque ¿qué íbamos a hacer? Es el gran murciélago. Con que asome su carismática nariz al escenario ya nos volvemos locos.

En ese momento, cuando la gente cantaba "Peter, Peter", nos saltó el tio con algo así como "Fuck Peter. Pedro, Pedro. Call me Pedro". Quejándose, en broma supongo, porque era inglés y la gente aquí no le entendía, pidiendo irónicamente disculpas por ello. Y nos dejó ya del revés.

Pero el momento definitivo de la noche fue cuando, versioneando Raw Power de Stooges, Peter se enfadó con su bajista -porque anteriormente se había tropezado con el cable de su bajo- y le dio un empujoncito -que a mi me pareció más de coña que otra cosa, pero se ve que no-. El bajista se amoinó y se puso en plan "pues ahora no toco". Y no tocó. Teniendo que ir Peter a convencerle de que volviera...

Esto nos cortó bastante el rollo, pero no lo suficiente como para decir al final de la noche que no lo pasáramos en grande. Por lo que la situación fue aún más extraña.
Porque te pasa esto en cualquier otro concierto, te fastidia el momento y te deja ya frío para el resto. Pero en el de Peter Murphy realmente todo nos dio al final igual, ya que el resto del tiempo fue un conciertazo por su parte.

A pesar de todo, vinieron preparados para regalarnos varios bises -ya que en dos ocasiones volvieron a salir-. Una de ellas con Ziggy Stardust, que es la que nunca puede faltar. Además de un concierto memorable, en el que Peter Murphy se despidió firmándole la entrada a todo el que se acercó al escenario.

Yo ni me acerqué a intentar darle mi entrada. Él es demasiado grande para mi y me dejó tan impactada que preferí quedarme quieta en el sitio disfrutando en la distancia de su presencia.
Vamos, que de repente me dio el ataque de vergüenza más desastroso de mi vida ¡Coño!!!
Joder, hay que aprender inglés.

Por todo ello, la conclusión final, después de casi dos horas de concierto, varios bises, grandes versiones, grandes canciones y otras cosas muy raras que nunca podré olvidar, es que Peter Murphy, con o sin las "tetitas gordas", tiene una clase y una voz que no son de este mundo.

Viendo a este hombre en acción sólo puedo pensar en una cosa: Ian Astbury, ya puedes coger todo ese pelo que te sobra del cuerpo y quedarte reposando a la sombra de tus millones para no volver más. Porque mira que has sido grande tu también en este mundillo gótico y fuera de él, pero no le llegas a Peter ni a la suela de las botas.

Y qué más queda por decir. Hay gente que puede permitirse un poco de extravagancia de vez en cuando.

1 comentario:

  1. A lo mejor el muchacho es bipolar jejeje. Pero bueno, mejor así, se desmadró y disfrutasteis de un buen espectáculo ;)

    ResponderEliminar